Sissa, el persa, supuesto inventor del ajedrez, quiso ofrecer su invento a su soberano. El rey quedo encantado con el juego y en recompensa le ofrecio a Sissa cumpliere cualquier deseo. Sissa aprovecho para darle al rey una lección de humildad y pidio lo siguiente: dos granos de trigo por la primera casilla del tablero, cuatro granos por la segunda, ocho por la terecera, 16 por la cuarta, y así sucesivamente hasta completar las 64 casillas.
El rey pensó que el jueguito le salio muy barato y de inmediato ordeno que se cumpliera la petición de Sissa. En poco tiempo el visir que era el ministro de finanzas le indico al rey que era imposible cumplir esa petición porque no alcanzaba el trigo.
¡No puede ser! exclamo el rey, tengo en mi reino suficiente trigo para satisfacer esa demanda. ¡Que vengan los matemáticos a hacer las cuentas!
Los matemáticos explicaron al rey la cantidad de granos que correspondía a cada casilla mostrandole la siguiente serie: 2٨1 + 2٨2 + 2٨3 + 2٨4 + ... + 2٨64.
El último número de la tabla era un número gigantesco de modo que el total que se le debía a Sissa era la suma de todos los números de las 64 casillas, es decir: 36893487597663112812 granos de trigo.
¿En cuantos costales crees que cabrían todos estos granos de trigo?
Si te pusieras a contarlos a razón de un grano por segundo sin parar terminarías al cabo de:
36893487597663112812 segundos
o sea 616558126627718547 minutos
o sea 10275968777128643 horas
o sea 428165365713694 días
o sea 1173055796476 años.
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