EL PROFESOR
DE MATEMÁTICAS, UN PROFESIONAL REFLEXIVO
Pablo Flores Martínez
Departamento de Didáctica de la Matemática
Universidad de Granada
Con Aristóteles declaro que el test final de comprensión está
en la
habilidad para transformar un conocimiento en enseñanza.
Aquellos que pueden, hacen. Aquellos que comprenden, enseñan.
Shulman (1986)
1.- Introducción
Todos hemos sentido el intrusismo profesional que sufre la enseñanza.
Existe una creencia generalizada de que toda persona que sabe algo está capacitada
para enseñar ese algo. Cualquier alumno aventajado de los últimos cursos de las
facultades, e incluso de bachillerato, se siente capacitado para "dar
clases". En cursos anteriores, varios estudiantes del último curso de
Caminos se han matriculado en la asignatura Matemáticas y su Didáctica de
Educación Infantil, buscando créditos fáciles. Estos estudiantes consideraban
que los contenidos de esta asignatura no les exigirían ningún esfuerzo, dado
que ellos dominaban sobradamente las matemáticas que se tratan en la escuela
infantil. Ante estas situaciones, uno está tentado de creerse la crítica de
Bernard Shaw: "Quien puede, hace. Quien no puede, enseña", que
Shulman critica en la cita de comienzo de este artículo.
Estos hechos muestran dos
cosas. La primera es que se identifica "enseñar" con
"mostrar" lo que se conoce. La segunda es que se considera
que el conocimiento específico del docente de matemáticas, de cualquier nivel
educativo, se compone fundamentalmente de matemáticas del tipo de las que contiene
el nivel educativo de que se trata.
En estas Jornadas tratamos de rebatir estos dos mitos sobre el docente
de matemáticas, insistiendo especialmente en el segundo. Queremos destacar la
caracterización profesional que debe tener el docente de matemáticas,
diferenciándolo de otros profesionales que conocen las matemáticas y las
emplean en su trabajo. Para ello, hemos invitado a profesores de matemáticas de
enseñanza infantil, primaria, secundaria y bachillerato, y universidad, para
que nos den su visión de lo que caracteriza su tarea profesional: enseñar
matemáticas, para educar desde y a través de las matemáticas.
En esta ponencia trataré de hacer una primera caracterización del
profesor de matemáticas. Quiero resaltar la dimensión profesional del profesor.
Para ello trataré de mostrar como el docente de matemáticas cubre las
exigencias que los sociólogos demandan a los profesionales.
La tarea docente es una profesión humanística. El profesor-docente de
matemáticas está en contacto con personas en formación, y no puede conformarse
con dominar unas técnicas y ponerlas en juego, sino que tiene que tratar
comprender la situación que afronta, y
adaptarse a las circunstancias cambiantes del grupo humano al que se
dirige. Para ello, el profesor profesional tiene que mantener una actitud
abierta, pero reflexiva.
La caracterización que pretendo hacer del docente de matemáticas es,
pues, como un profesional reflexivo.
Voy a organizar la ponencia en dos partes, la primera se dedicará a
clarificar la profesionalidad del docente de matemáticas, y la segunda a
precisar que entendemos por profesional reflexivo. Espero que las perspectivas
teóricas y los ejemplos que adjunto, puedan colaborar a dejar suficientemente
caracterizado este profesional reflexivo.
Antes de comenzar a desarrollar estas caracterizaciones, quiero
precisar el término que denota a este profesional. El título de la ponencia se
refiere al profesor de matemáticas, y con ello he querido incluir a todos los
que realizan una tarea educadora, empleando un contenido matemático en esa
función. Es decir, esta ponencia trata de caracterizar como un profesional
reflexivo a aquella "persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o
tiene título para hacerlo", empleando la definición de maestro y profesor
del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Reúno en el término
profesor, a todo docente de cualquier nivel educativo. Del mismo modo que
muchas conferencias suelen empezar indicando que cuando se nombre al alumno se
está nombrando también a la alumna, y que yo suscribo completamente en esta
disertación, quiero dejar claro que emplearé indistintamente los términos
profesor, maestro y docente, con la ventaja para este último de no incluir
ninguna idea de género, con lo que evita tener que diferenciar profesor/profesora,
para hacer el discurso políticamente correcto.
2.- El docente como profesional
Musgrave (1972) desde la sociología, relata que el término profesión
deriva de la revolución industrial, en el siglo XIX. En su primera acepción se
consideraba profesional a aquel trabajador que dispone de un conocimiento al
que es ajeno el cliente. "En consecuencia, la situación profesional se
caracteriza porque el experto que la ejerce es consultado por su cliente
ignorante que pone una confianza absoluta en el consejo que se le da"
(Musgrave, 1972, p. 271).
Esta consideración de las relaciones cliente-profesional ha
evolucionado con el aumento del nivel educativo de la población. Actualmente se
hace la diferenciación entre profesiones y no-profesiones en función de un
conjunto más complejo de componentes.
Musgrave (1972) distingue siete características comunes a todas las
profesiones (cuadro 1).
Una mirada sobre ellas nos permitirá mostrar que el docente de
matemáticas es un profesional.
Cuadro 1: Características comunes a las profesiones (Musgrave, 1972)
1.- Tienen unos conocimientos precisos (competencias técnicas)
2.- Hay establecidos mecanismos de control para el ingreso en la
profesión
3.- Existe un código de moral profesional
4.- La profesión comporta un grado de libertad en el ejercicio de la
misma
5.- Están organizados en asociaciones profesionales
6.- Tienen unas determinadas condiciones laborales
7.- La opinión pública acepta la existencia y el prestigio de la
profesión
Sin ánimo de hacer un recorrido exhaustivo por estas siete características,
quisiera destacar y ejemplificar algunas de ellas relacionadas con el docente
de matemáticas, con lo que mostraré que es un profesional.
2.1: Competencia técnica: conocimientos precisos del docente de matemáticas
¿Basta saber matemáticas para enseñar matemáticas? ¿Llevan razón los
alumnos de Caminos que consideran que los créditos de Matemáticas y su
Didáctica de Educación Infantil son "baratos"? ¿Cualquiera que sepa
matemáticas puede enseñarlas? ¿Cuáles son los saberes específicos del docente
de matemáticas?
Las respuestas a estas preguntas nos darán una de las claves para
considerar al docente de matemáticas como un profesional. El conocimiento del
profesor es difícil de delimitar por las características específicas de la
profesión. Sus "clientes" son personas en formación, que no tienen
conciencia clara de lo que el docente puede suministrarle. Además, el
conocimiento profesional está mediatizado por un contenido científico que le
sirve de soporte: las matemáticas. ¿Qué matemáticas tiene que conocer el
docente de matemáticas de cada nivel educativo? ¿Qué relación hay entre el
conocimiento matemático profesional del docente y el conocimiento matemático
profesional del estadístico, o del ingeniero, por poner algunos ejemplos? No
podemos responder a todas las interrogaciones, pero vamos a intentar clarificar
cómo se considera actualmente el conocimiento del profesor.
La investigación en didáctica general ha esbozado un término que nos
puede aclarar sobre la naturaleza del conocimiento profesional del docente de
matemáticas. Para Shulman (1986), una de las componentes del conocimiento del
profesor, que está ligado al contenido que enseña, es el conocimiento didáctico
del contenido. No es exactamente el conocimiento matemático del que dispone el
investigador en matemáticas, ni el ingeniero. Tampoco se reduce al conocimiento
matemático escolar. Según Shulman (1986), en el conocimiento de contenido
pedagógico se incluyen los tópicos que se enseñan habitualmente en un área de
contenidos, las formas más corrientes de representar estas ideas, las analogías
más poderosas, ilustraciones, ejemplos, explicaciones y demostraciones - en una
palabra, las formas de representar y formular el contenido para hacerlo comprensible
a otros. Para ello, el profesor tiene que tener a mano un arsenal de formas de
representación, algunas derivadas de la investigación mientras que otras derivadas
de la práctica. El conocimiento de contenido pedagógico también incluye la comprensión
de lo que hace que determinado tópico sea fácil o difícil: las concepciones y preconcepciones
que más frecuentemente tienen los estudiantes de distintas edades y los marcos
en los que aprenden. Si estas preconcepciones son falsas concepciones, los profesores
necesitan conocer estrategias más valiosas para que los aprendices reorganicen
y comprendan, ya que los aprendices no son una tabula rasa antes del
conocimiento (Shulman, 1986).
Veamos con un ejemplo el conocimiento de contenido pedagógico referido
a matemáticas, relacionado con las fracciones. Para un investigador matemático,
la fracción es un par de números enteros, el segundo de los cuales es no nulo.
Pero un docente de matemáticas dispone además de las dimensiones que comentaba
Shulman.
Hay diversos modelos o formas de representación de las fracciones, que
el docente debe conocer:
a) Modelos de superficies o de longitudes
b) Representaciones numéricas
i) representación tradicional:
ii) representación como razón 4: 5
iii) representación decimal 0.8
iv) representación en tanto por ciento: 80 %
c) Representaciones literales
i) cuatro quintos
ii) cuatro de cinco
iii) proporción de cuatro a cinco
El docente debe conocer algunas variables que influyen en la
dificultad y facilidad del trabajo con fracciones, como las siguientes:
a) Los distintos significados de la fracción:
i) Fracción como una cantidad o medida: 4/5 de kilo (800 gramos)
ii) Fracción como la relación entre una parte y un todo: la calzada
ocupa los 4/5 de la calle
iii) Fracción como un operador: pintaremos de rojo los 4/5 de la pared
iv) Fracción como una razón: cuatro cucharadas de aceite por cada 5
litros de agua
b) Los números que aparecen en la fracción
i) Fracciones menores que la unidad
ii) Fracciones mayores que la unidad
iii) Tamaño de los números que aparecen
iv) Si aparece el signo menos en algún término de la fracción 4 OVE R
5
v) Familiaridad de los denominadores: los medios, cuartos, tercios,
etc. Son más familiares que otros.
c) La naturaleza de las cantidades o magnitudes
i) Cantidades discretas: los 4/5 de la bolsa de canicas
ii) Cantidades continuas: los 4/5 de una tela
Situaciones y fenómenos en las que se presentan las fracciones
(Fenomenología de las fracciones) a) Medida de magnitudes: medio kilo, tres
cuartos de hora, etc.
b) Expresión de relaciones concretas entre cantidades, en cartografía:
escala
1:50.000, comercio: tanto por ciento, por uno, por mil, construcción:
pendiente de 10%
c) Relaciones matemáticas, como probabilidad, razones trigonométricas
y pendientes de rectas, razones de semejanza entre figuras, etc.
El docente de matemáticas que se enfrenta a la enseñanza de las
fracciones tiene que dominar estas facetas para diseñar las actividades de
enseñanza: seleccionar el tipo de ejercicios que realizará en clase, proponer
actividades, analizar los errores de los alumnos, facilitarle nuevas formas de
relación que faciliten la comunicación y el intercambio de significados, etc.
Este conocimiento forma parte de las destrezas profesionales de las que dispone
el docente.
Este tipo de conocimiento profesional empieza a aparecer en textos
dirigidos a docentes de matemáticas. Un ejemplo destacado lo constituyen los
textos de la colección.
Síntesis, en los que encontramos las siguientes dimensiones del
conocimiento profesional del profesor: evolución histórica del concepto
matemático, forma de considerar el concepto en el currículo, dificultades de
aprendizaje, errores más frecuentes en el aprendizaje del concepto, formas de
enseñar el concepto, materiales didácticos específicos para enseñar el
concepto, ventajas e inconvenientes de estos materiales, fenómenos del mundo
físico-natural, del mundo científico, humanísticos, sociales, etc.,
relacionados con el concepto.
Estos textos contrastan con los tradicionales libros de Matemáticas y
su Didáctica que se utilizaban en la formación de maestros, en los que el mayor
peso se le atribuía a los conocimientos matemáticos (un poco descafeinados, ya
que los futuros maestros no necesitaban conocimientos demasiado formales
-temiendo que fueran a utilizarlos en su clase con los niños-), y un apéndice,
en el que se hacían algunas reflexiones didácticas: materiales, etapas para el
aprendizaje, recomendaciones para su enseñanza, etc.
Otros textos de conocimiento específico son los libros del profesor,
en los que se suministra una información para organizar la enseñanza, o se
explican las directrices del libro de texto correspondiente. También estos
libros contrastan con los tradicionales libros de profesor, que se limitaban a
recoger los resultados de los ejercicios planteados en los libros de texto.
Tanto los textos de la colección Síntesis, como los libros del
profesor, o los libros de didáctica de las matemáticas, incluyen aspectos del
conocimiento profesional del profesor.
Pero estos aspectos se refieren a una dimensión estática del
conocimiento profesional.
Blanco (1995) dice que esta componente es impersonal, adquirida en
materiales, sin implicación personal directa. Pero el docente dispone además de
un conocimiento dinámico, que según Blanco se genera y evoluciona a partir de
los propios conocimientos, creencias y actitudes, requiere una implicación
personal y evoluciona mediante un proceso dialéctico entre la teoría asimilada
y la práctica desarrollada, en un proceso de reflexión-acción. p. 433.
La componente práctica incluye conocimiento práctico sobre la
enseñanza de la materia, el modelo de razonamiento y acción pedagógica. Creemos
que esta componente práctica es compatible con otros compañeros docentes, y en
reuniones como esta, se expone en las comunicaciones de los docentes. La
característica profesional del conocimiento práctico hace que sea muy difícil
de compartir y discutir con los que se aproximan a la tarea docente desde
fuera.
2.2.- Código de moral profesional del docente de matemáticas.
Tratemos brevemente dos aspectos más de las dimensiones profesionales
de Musgrave. Según todos los autores, los profesionales comparten un código de
moral profesional. Los médicos han asumido para ello el Juramento hipocrático.
Sin ánimo de entrar en comparaciones con los galenos, yo propondría como un
código deontológico del docente de matemáticas, el decálogo que en su tiempo
elaboró Puig Adam, y que resumo en el cuadro 2.
Cuadro 2
Decálogo del Profesor de Matemáticas de Pedro Puig Adam (1955)
1.- No adoptar una didáctica rígida, sino acomodarla en cada caso al
alumno, observándole constantemente
2.- No olvidar el origen concreto de la Matemática, ni los procesos
históricos de su evolución
3.- Presentar la Matemática como una unidad en relación con la vida
natural y social
4.- Graduar cuidadosamente los planos de abstracción
5.- Enseñar guiando la actividad creadora y descubridora del alumno
6.- Estimular la actividad creadora, despertando el interés directo y
funcional hacia el objeto del conocimiento
7.- Promover en todo lo posible la autocorrección
8.- Conseguir cierta maestría en las soluciones antes de
automatizarlas
9.- Cuidar que la expresión del alumnado sea traducción fiel de su
pensamiento
10.- Procurar que todo alumno tenga éxitos que eviten su desaliento
2.3. Asociaciones profesionales
Estando en unas Jornadas como las que hoy iniciamos, no puedo dejar de
repasar la quinta dimensión de la profesionalidad en relación al docente de
matemáticas. Hoy ponemos de evidencia que existen asociaciones y organismos
profesionales de docentes de matemáticas. Los asistentes que hoy nos reunimos
aquí formamos parte de una de estas asociaciones, la Sociedad Andaluza de
Educación Matemáticas Thales, que está integrada en la Federación Española de
Sociedades de Profesores de Matemáticas. Con actividades como la que hoy se
inicia estamos colaborando a mantener ese espíritu profesional del docente de matemáticas.
Espero haber justificado suficientemente nuestra consideración
profesional. Ya estamos en condiciones de recibir nuestro Diploma Profesional,
nuestro Carnet Profesional, que nos acredita como docentes de matemáticas.
Estos distintivos nos exigen una actuación responsable para, como decía Claudi
Alsina (1997) en el homenaje a nuestro llorado presidente, Gonzalo Sánchez
Vázquez, poder ir algún día al cielo de los matemáticos buenos profesores de
matemáticas.
3.- El profesor como un profesional reflexivo Estoy seguro que todos aceptarán la
caracterización del docente como profesional reflexivo. Pero esta expresión
puede ser muy vaga. El adjetivo reflexivo está de moda. Yo me di cuenta de ello
cuando escuché en la radio a los cuidadores de los asnos de Rute. Estos señores
comentaron que los asnos son animales muy reflexivos. Si no precisamos que entendemos
por reflexivo, corremos el riesgo de que nos equiparen a los asnos de Rute.
El Diccionario de la Real Academia dice que reflexivo es aquel que
considera nueva o detenidamente una cosa. Parece que con esta definición
desechamos la comparación con los famosos asnos. Sin embargo, nuestra idea de
caracterizar al docente como un profesional reflexivo va más allá, trata de
introducirlo en un modelo de reflexividad más concreto. Para ello nos basamos
en una corriente didáctica que está identificando una actitud reflexiva, cuando
la comprensión de un problema precede a la actuación frente al mismo. Esta
actitud se diferenciaría de aquellas que proponen acciones para resolver
problemas prácticos, y puede que después traten de comprender el éxito o
fracaso de las acciones (Elliot, 1993).
Está claro que en muchas de las facetas de nuestra vida actuamos antes
de comprender, o incluso no nos paramos a comprender. Yo confieso que en la
cocina no soy reflexivo, me dejo llevar por las soluciones prácticas según van
apareciendo los problemas; a partir de estas soluciones, a veces me sale un
plato sabroso, pero no tengo razones para justificar su éxito. El práctico que
resuelve los problemas por ensayo y error puede llegar a obtener resultados
exitosos, pero se deberá más a su intuición y al azar, que a una actuación profesional
como la que estamos defendiendo en esta ponencia.
Para concretar las características de ese docente profesional
reflexivo, voy a recurrir a un modelo de actuación reflexiva propuesto por un
didacta. Se trata del Ciclo reflexivo de Smyth. Describiré brevemente este
ciclo, y ejemplificaré la actuación del profesor como un profesional reflexivo,
viendo como realiza los pasos de este ciclo.
3.1.- Ciclo de reflexividad de Smyth (1991)
La actuación docente reflexiva encierra para Smyth cuatro fases,
realizadas de manera cíclica. Esquemáticamente, estas cuatro fases se recogen
en el esquema del cuadro 3, debido al mismo Smyth (1991).
Cuadro 3
Fases del modelo de reflexión de Smyth
1. DESCRIPCIÓN 3.
CONFRONTACIÓN
2. INSPIRACIÓN 4.
RECONSTRUCCIÓN
Como vemos, este ciclo comienza ante una situación que el docente
detecta como problemática. La primera acción consiste en describir las
características de esa situación.
Posteriormente, el docente trata de fundamentar la situación, para lo
que emprende un proceso de autodefinición, tratando de describir las teorías y
principios personales que subyacen en su forma de enfocar el problema, a sentir
las dimensiones de ese problema. Cuando el docente ha profundizado en sus
concepciones y creencias está en disposición de contrastarlas con las teorías y
principios ajenos, especialmente de expertos en el campo en el que se ha
planteado el problema. Esta confrontación le va a llevar a buscar soluciones al
problema. Pero estas soluciones tienen que encajar con su práctica, por lo que
el práctico reflexivo tratará de diseñar un proyecto de actuación en el que se
tomen en consideración las facetas contrastadas que le han parecido
significativas.
El práctico reflexivo no puede, pues, conformarse con pensar sobre el
problema, sino que tiene que profundizar en él, y buscar otras explicaciones en
lugares adecuados. Pero tampoco puede importar sin más los modelos explicativos
ajenos. Se trata de que proyecte sus fundamentaciones sobre los aportes
provenientes de la investigación o de los expertos, y extraiga lo que pueda ser
útil para su propio programa de actuación.
Veamos cómo se puede llevar este proceso a cabo en matemáticas, por
medio de dos ejemplos:
3.2. Problemas en la enseñanza de la división
Vamos a estudiar las fases de reflexividad que pueden aparecer a un
docente reflexivo cuando se enfrenta a la enseñanza de la división, en la
enseñanza primaria. Para ello describiremos un caso hipotético, y las acciones
relativas a cada fase del ciclo de Smyth.
1: Descripción: observación de la experiencia de clase y descripción
de las condiciones: los alumnos hacen más rápidamente el problema de repartir
20 metros entre 5 niños, que el de cuántos trozos de 5 metros salen de 20
metros de tela.
2: Inspiración: el profesor busca en que teorías se está basando
-ambos son problemas de división, tienen números sencillos, ambos pueden
hacerse mediante manipulación, aunque se trata de magnitudes continuas, en el problema
se puede resolver por medio de cuantificación discreta, el profesor cree que
ambos problemas son similares al tener esta estructura similar;
3: Confrontación: los análisis de problemas verbales muestran que
ambas divisiones tienen una estructura diferente, mientras en el primero hay un
reparto, en el segundo aparece una comparación, o una resta repetida (Puig y
Cerdán, 1988), y ambos tipos de problemas no se resuelven con igual frecuencia
en clase.
4: Reconstrucción: el profesor busca resolver más problemas de
división comparación, por medio de diversos modelos: lineal: cuántos saltos de
3 escalones he de dar para bajar una escalera de 15 escalones; cartesiano:
cuántas cajas de 4 caramelos puedo rellenar con los 28 caramelos de una bolsa;
de medida: cuántas pesas de 6 kilos tengo que colocar para equilibrar un peso
de 24 kilos. A la vez, describir los problemas que se refieren a división
reparto
3.3.
Ejemplo 2: resolución de ecuaciones en ESO.
1.- Descripción: el profesor observa que hay muchos más alumnos que
resuelven las ecuaciones del tipo ax + b = c, que las ecuaciones del tipo ax +
b = cx + d, y que muchos alumnos se desconciertan ante las identidades y sacan
resultados disparatados.
2.- Inspiración: el profesor considera que las ecuaciones tienen un
proceso de resolución basado en la aplicación de un proceso gradual (quitar
denominadores, efectuar operaciones-quitar paréntesis, trasponer términos
semejantes, despejar las incógnitas), y si el alumno aprende este proceso puede
resolver cualquier ecuación.
3.- Confrontación: según Dormolen (1991), el signo igual puede
interpretarse de varias maneras. La primera que se adopta en la escuela se
corresponde con el resultado de una operación (como en 4 + 54 = …). Más
adelante, se emplea el signo igual para representar un valor concreto de una
expresión algebraica, que se verificará de esta manera sólo para algunos
valores de la variable; esta segunda acepción tiene dos casos: en el primero se
iguala una expresión y un número, como en la ecuación ax + b = c; en la segunda
se hacen equivalentes dos expresiones algebraicas, como en
ax + b = cx + d; pero esta segunda puede encerrar aún dos formas y
significados: en el primero, el signo igual separa dos expresiones exactamente
iguales, como en 6/2x + 4 = 3x + 8/2; en el segundo se igualan dos expresiones distintas;
el primer caso supone una identidad, mientras que el segundo es una ecuación,
que sólo es válida para algunos valores de la variable. Según Filloy, las
ecuaciones del tipo ax + b = c pueden interpretarse como expresiones
aritméticas, ya que se busca un valor de la variable para el que la operación
ax + b de como resultado c, y esto puede hacerse de distintas maneras (con el
modelo de balanza, por ejemplo, se puede quitar b de ambos miembros, para eliminar
cargas que se conocen, y luego dejar una sola carga; en el modelo de ensayo y
error, se pueden probar valores de la variable hasta dar con alguna que al
realizar la operación resulte c, o incluso se puede restar b de ambos miembros,
ya que b y c son números, y las ecuaciones del tipo x + b = c son habituales en
el caso de sumas incompletas, también se puede resolver con el modelo de
rectángulos). Sin embargo, la ecuación ax+b = cx+d exige para su resolución
manipular la variable, y esto suele ser más difícil de que los alumnos lo
realicen, según las investigaciones realizadas con alumnos de enseñanza
secundaria. (Analizar la aplicación de modelos: el del rectángulo, en todos los
casos, el de balanza, etc.)
4.- Reconstrucción: el profesor
se plantea emplear diversos modelos para resolver las ecuaciones, no
limitándose a ejercitar en una resolución algorítmica, mediante la práctica del
proceso de resolución; el profesor clasifica las ecuaciones de manera gradual,
proponiendo modelos que ayuden a resolver cada caso, antes de pasar a ejercitar
en el modelo algorítmico. El profesor deja de considerar un error sancionable
con disminución de nota el que el alumno utilice el signo igual como un signo
de consecuencia, como en 3x + 5 = 7 = 3x =7 - 5 = 3x = 2 = x = 2/3; comienza a
emplear la escritura en columna para representar ecuaciones equivalentes, etc.
4.- Conclusiones
El docente es un profesional, y ello trae consigo implicaciones y
responsabilidades.
Una actuación docente competente, responsable, colegiada, libre pero
sujeta a un código deontológico, etc., le debe llevar a adquirir una
consideración social adecuada, en una sociedad que valora las competencias
profesionales.
El profesional que es el docente de matemáticas no puede conformarse
con una preparación estática, adquirida en un momento de su desarrollo, sino
que debe tener una actitud reflexiva sobre el desempeño de su tarea. Con estas
premisas, estas jornadas tienen como fin el favorecer la actitud reflexiva, y
el ponerlo en contacto con otras formas de resolver las cuestiones que se le
van planteando en su trabajo profesional.
Espero que las jornadas sirvan para dejar claros estos dos conceptos,
y para ayudar a diferenciar el papel específico del docente, ya que, como dice
Shulman: "el que comprende enseña", y la forma de comprender para
enseñar exige una competencia y responsabilidad adecuada, que es la que se
trata aquí de clarificar.
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