Las tareas del profesor
La participación del profesor
es fundamental en esta propuesta didáctica. La actividad central del profesor
de matemáticas comprende los siguientes aspectos:
• Le corresponde seleccionar y
en su caso adecuar los problemas y actividades que propondrá a los alumnos.
• Plantea los problemas.
• Organiza y coordina el
trabajo en el aula.
• Propone nuevos problemas o
contraejemplos, es decir, problemas que contradigan las hipótesis de los
estudiantes, favoreciendo la reflexión y la búsqueda de nuevas explicaciones o
procedimientos que los aproximen hacia la formalización de los conocimientos
matemáticos.
• Contribuye a aclarar
confusiones.
• Promueve y coordina la
discusión sobre las ideas que tienen los estudiantes acerca de las situaciones
que se plantean, mediante preguntas que les permitan conocer el porqué de sus respuestas.
• Participa como fuente de
información y para vincular los conceptos y procedimientos propios de los
estudiantes con el lenguaje convencional y formal.
El profesor debe considerar
que su papel no se limita a coordinar la actividad de los estudiantes.
Respetando la actividad y creatividad de éstos debe intervenir con sus orientaciones,
explicaciones y ejemplos ilustrativos cuando así lo requiera el avance del
grupo. Éste es uno de los momentos más difíciles de su quehacer docente, pues, con
base en su experiencia, debe intervenir en el momento oportuno de tal manera que
no sustituya el trabajo de los alumnos.
Selección de las actividades
El profesor, elige y organiza
las actividades para cada sesión y el curso en general en la forma que
considere más conveniente para propiciar el aprendizaje de los estudiantes.
Para ello podrá apoyarse en su propia experiencia, en las sugerencias aquí
contenidas, en la Secuencia y organización de contenidos. Matemáticas.
Educación secundaria, en el Fichero. Actividades didácticas. Matemáticas.
Educación secundaria, en los videos, en los libros de texto, etcétera.
Es conveniente que el profesor
al seleccionar las actividades y problemas para la clase considere las otras
asignaturas que se imparten en la educación secundaria, como Física, Química,
Biología y las diversas ciencias sociales. Estas materias requieren del apoyo
de las matemáticas y al mismo tiempo son una fuente rica de problemas y
actividades que servirán al profesor para mostrar a los alumnos las aplicaciones
de las matemáticas y sus relaciones con otras disciplinas.
Es fundamental que antes de
proponer un problema a los estudiantes, el profesor busque distintas maneras de
resolverlo, de esta manera podrá anticipar los posibles procedimientos de los
estudiantes. Esto le dará también la posibilidad de prever algunos errores y
reflexionar acerca de qué preguntas hacer o qué situación plantear para ayudar
a sus alumnos durante la clase.
Organización de la clase
Es recomendable que el
profesor elabore un plan de clase, el que contendrá solamente información útil
y necesaria, a la cual pueda recurrir durante el desarrollo de la sesión.
A continuación se muestra un
esquema de un plan de clase.
Plan de clase
Nombre de la escuela: Fecha:
Nombre del profesor:
Propósito:
Actividad:
Observaciones:
El plan de clase debe contener
el registro preciso de las situaciones problemáticas que se plantearán. Cuando
se trata de un problema tomado de este libro o del fichero de actividades
didácticas, bastará con anotar la referencia o lo que el profesor considere
necesario para llevarla a cabo, pero cuando no se trate de un problema seleccionado
de los materiales de apoyo, es necesario anotarlo con el fin de enriquecer el
repertorio de actividades y tener presente cómo funcionaron al ser presentados a
los alumnos. En ciertos casos conviene registrar textualmente las indicaciones
o consignas que el profesor dará a los alumnos para evitar imprecisiones o
términos que confundan o agregar palabras que orienten la resolución.
En Propósito se incluyen los recursos
que se espera que utilicen los alumnos para resolver los problemas.
En el rubro Observaciones el
profesor describe brevemente, después de la clase, qué tan interesante resultó
la actividad o problema que propuso y por qué, con lo cual se tiene una evaluación
del mismo y la posibilidad de mejorarlo.
Organización del curso
Durante todo el ciclo escolar
deben usarse y practicarse constantemente:
• Los procedimientos de
cálculo, incluido el cálculo mental y la estimación de resultados.
• La iniciación gradual al
razonamiento deductivo.
• Los trazos y construcciones
geométricas, al principio utilizando todos los instrumentos de dibujo y medida
y, más adelante, con la restricción en algunos casos de sólo utilizar regla sin
graduar y compás.
• El uso de los diferentes
medios de expresión matemática en la resolución de problemas: lenguaje
simbólico, tablas y representaciones gráficas.
• El uso de la calculadora
como recurso didáctico en la resolución de problemas.
En muchos cursos de
matemáticas, el estudio de ciertos temas importantes es breve, de tal manera
que los estudiantes no tienen más adelante la oportunidad de revisarlos y
enriquecerlos, y se ven obligados a asimilar mucha información en poco tiempo.
Las investigaciones en educación matemática muestran, por el contrario, que la
apropiación de las nociones y procedimientos matemáticos es un proceso gradual,
en el que los nuevos conocimientos se vinculan estrechamente con lo que ya se
sabe, de manera que estos saberes se fortalecen, se amplían o se sustituyen.
Por ejemplo, el conocimiento de los números negativos amplía las posibilidades
de la sustracción, en el caso en que el minuendo es menor que el sustraendo; el
conocimiento de las ecuaciones fortalece el cálculo aritmético y la
multiplicación con fracciones sustituye la idea de que el producto siempre es
mayor que cualquiera de los factores.
Entonces, es importante que en
la planeación del curso de matemáticas el profesor ofrezca a los estudiantes la
oportunidad de estar en contacto frecuente con las nociones y procedimientos
básicos, en situaciones que les permitan utilizar los conocimientos anteriores,
a medida que progresa gradualmente hacia conocimientos más avanzados. El profesor
dispone de una buena propuesta para organizar su curso en la Secuencia y
organización de contenidos. Matemáticas. Educación secundaria. Cuando sea
necesario revisar algún tema, en lugar de repetir mecánicamente explicaciones y
actividades conocidas por los estudiantes, será preferible recordar brevemente
las nociones principales y proponer problemas que las enriquezcan. En los
materiales de apoyo, el profesor dispone de una buena cantidad de problemas que
pueden dar lugar a actividades interesantes para los estudiantes, al mismo tiempo
que favorecen la comprensión de las nociones básicas y la práctica de los procedimientos.
El trabajo colegiado
Dado que no todos los
profesores de matemáticas imparten el curso en los tres grados escolares, es
necesario asumir la responsabilidad de la educación de los estudiantes como un
trabajo colegiado. El trabajo del profesor de cada uno de los tres grados
repercute en el proceso global de formación de los alumnos.
En ocasiones la falta de
comunicación entre profesores ocasiona que se planteen situaciones repetidas a
los mismos alumnos en grados distintos, lo cual puede mermar el interés de
ellos por el estudio de las matemáticas; por otra parte, conviene llevar un
control y seguimiento del grado de dificultad de los problemas que se estudian
a lo largo de la educación secundaria.
La evaluación
Significado de la evaluación
La evaluación es uno de los
aspectos más complejos, tanto por la naturaleza misma del proceso de
evaluación, como por sus implicaciones en el proceso de estudio y para los
estudiantes.
Tradicionalmente las
matemáticas han sido una asignatura con un alto grado de reprobación en todos
los niveles educativos, esto ha dado como resultado que muchos estudiantes
trunquen sus estudios o pasen por un periodo de frustración en algún momento de
su vida escolar. Esta situación hace necesaria la reflexión acerca del sentido
y los propósitos de la evaluación y qué es lo que el profesor debe realmente
evaluar en sus alumnos.
El término evaluación es
reciente en la educación. Se introdujo, entre otros propósitos para destacar el
hecho de que, con frecuencia, la información que proporcionan los exámenes es
insuficiente para conocer los resultados del aprendizaje y tomar decisiones
adecuadas sobre los procesos de enseñanza. Desafortunadamente, el término se
volvió sinónimo de calificación y examen, tanto para alumnos como para el
profesor, y ha provocado la actitud poco conveniente de estudiar para acreditar
un examen.
El proceso de evaluación continúa
La evaluación es un proceso
continuo que se desarrolla a lo largo de todo el ciclo escolar. Su objetivo es
recoger información que le sea útil al profesor para mejorar el desempeño de
los alumnos y ajustar las actividades de estudio a las necesidades de
aprendizaje de los mismos, así como para tratar de mejorar la práctica docente
del profesor. En este sentido, es importante que la evaluación no consista
únicamente en la aplicación de uno o varios exámenes localizados en momentos
fijos del curso, sino que el profesor observe constantemente el desarrollo de
las actividades en clase y la participación de los estudiantes en ellas. La
información recabada permitirá mejorar, a tiempo, todos los factores que
intervienen en el proceso didáctico.
Coherencia de la evaluación
con los propósitos y el enfoque didáctico
Es común que los profesores de
matemáticas argumenten que el estudio de esta asignatura es de gran utilidad
para los alumnos, porque les proporciona elementos para resolver problemas de
la vida cotidiana y desarrolla sus habilidades para pensar y razonar
lógicamente. Esta postura resulta contradictoria si la evaluación del
aprendizaje se limita a la aplicación de exámenes cada cierto periodo de tiempo
que muchas veces sólo miden conocimientos aislados y no dan cuenta del proceso de
desarrollo de habilidades y, sobre todo, las dificultades que obstaculizan
dicho desarrollo.
Tanto el proceso como las
formas de evaluación deben ser coherentes con los contenidos, propósitos y
enfoque señalados en el Plan y programas de estudio.
Educación básica. Secundaria,
por ello es necesario que al diseñar su proceso de evaluación, el profesor
contemple actividades que le permitan recoger información de fuentes muy
diversas, como pueden ser los exámenes escritos, los registros de observación
en clase, los ensayos y exposiciones, pequeños cuestionarios respecto a tal o
cual punto del programa, etcétera.
Es poco congruente que
mientras el proceso de estudio tiene entre sus propósitos, promover actitudes,
fomentar el trabajo en grupo y desarrollar la habilidad de los alumnos para
producir, comunicar y validar conjeturas —o bien busca desarrollar habilidades
para comprender, interpretar y valorar ideas matemáticas presentadas en
diversas formas—, la evaluación se reduzca a exámenes escritos de aplicación individual,
que si bien ayudan a evaluar algunos desempeños, no permiten observar aspectos
como los anteriores.
Exámenes escritos individuales
Para obtener información sobre
determinados aprendizajes, algunas veces es útil recurrir a la aplicación de
exámenes escritos individuales. A continuación se dan algunas sugerencias
generales sobre la elaboración de este tipo de exámenes:
• Los exámenes escritos
deberán elaborarse a partir de los conocimientos comunes exigibles a todos los
estudiantes, procurando no darle un peso exagerado a las definiciones y los
significados de ciertos vocablos. En lugar de proponer muchas preguntas, es
preferible distinguir lo esencial de lo accesorio o menos importante y elaborar
cuestionarios más breves.
• Tampoco conviene evaluar
temas importantes en un solo examen. Es preferible que un mismo tema aparezca
en varios exámenes, pues así el profesor observará cómo progresa su adquisición
durante el año.
• Cuando el profesor lo
considere conveniente permitirá el uso de las calculadoras en los exámenes.
Finalmente, es recomendable no
abusar de las preguntas de opción múltiple u otras similares. Aunque este tipo
de preguntas pueden ser útiles en ocasiones y facilitar la calificación de los
exámenes, su uso irreflexivo en los últimos años ha contribuido a empobrecer la
enseñanza. Su inconveniente más grave es, quizá, que ocultan información
valiosa para el profesor.
Al calificar un examen se debe
tener en cuenta que no se trata solamente de contar el número de aciertos para
asignar una calificación, sino de valorar las respuestas, es decir, revisarlas
con cuidado para enterarse de los diferentes tipos de respuestas correctas que
aparecen, así como de los errores más comunes. Este análisis servirá también
para evaluar si las preguntas fueron las adecuadas. En particular, un análisis cuidadoso
de los errores más frecuentes permitirá al profesor detectar dónde se encuentran
las dificultades y diseñar actividades que ayuden a resolverlas.
La información obtenida en el
proceso de evaluación deberá revertirse permanentemente a los estudiantes no
sólo como una calificación, sino con la intención de que sean conscientes de
sus propios aprendizajes, de sus logros y limitaciones. Junto con esto, es
necesario que los estudiantes reciban las sugerencias necesarias para mejorar su
aprendizaje.
Es importante que la
calificación de los estudiantes no dependa solamente del resultado de uno o
varios exámenes por escrito. Por el contrario, deberán tomarse en cuenta sus
participaciones en clase y las informaciones recogidas por medio de otras fuentes
diseñadas con este propósito.
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